Tania Candiani

Instalación, de objetos rituales y dibujos, inspirada en las ceremonias y fiestas agrícolas tradicionales de origen prehispánico, donde  la danza constituye una de las prácticas propiciatorias más importantes.

El cuerpo humano en movimiento (la danza) se transforma así en una ofrenda. 

Por un lado, la Danza de los Negritos, es una danza de origen totonaco que se baila en la zona serrana de los estados de Veracruz, Puebla e Hidalgo.

Según la leyenda, un joven esclavo africano fue enviado a trabajar al monte donde fue mordido por una víbora. Su madre corrió de inmediato a auxiliarlo realizando un ritual con cantos, danzas y oraciones que le salvaron la vida. Los totonacos imitaron este rito que posteriormente se transformó en la Danza de Negritos.

Uno de los personajes principales de la danza, La Maringuilla representa a la dueña de todas las variedades del maíz y a la poseedora de las yerbas medicinales (patliquilitl).

La representación de una víbora y la participación de la Maringuilla representa para los totonacos al rayo, la lluvia y el maíz. La muerte simbólica de este animal propicia la llegada de las lluvias. Dentro de la mitología náhuatl, se asocia al rayo, a la lluvia, atributos de la diosa de los mantenimientos Chikomecoatl. 

La Maringuilla de la Danza de los Negritos representa a la “madre de la serpiente” y es asimilada a Chalchiutlicue, diosa del agua. En esta danza representa a la diosa de la lluvia o a la madre del trueno, por lo que esta danza, entre los totonacas, constituye un rito de fertilidad que simboliza la llegada de las lluvias, la muerte y resurrección del grano de maíz.

Este ritual se dedica al maíz tierno y se realiza durante la temporada de elotes, es decir entre la segunda quincena de septiembre y la primera de octubre. 

Por otro lado, la Danza de los viejitos, de la región Purépecha, se caracteriza por el uso de máscaras de personas ancianas y bastones. A los hombres que actúan en este baile se les conoce como «Danzantes». Los cuatro hombres en la tradición purepecha representan al fuego, agua, tierra, y aire. 

Cuatro sería el número indicado de danzantes en el ritual tradicional, ya que hay cuatro colores del maíz (rojo, amarillo, blanco, y azul). Los danzantes piden por una buena cosecha, por comunicación con los espíritus, y para aprender sobre el pasado o pronosticar el futuro. 

El bastón de madera con el que bailan, también conocido como «mulita», simboliza la tarecua que es un bordón rústico, utilizado para horadar la tierra y depositar las semillas en la milpa.

En varios de los mitos sobre el origen del maíz encontramos también referencias al número siete. El número siete significa Site Flor, número que en lenguaje esotérico significa semilla, lo que da como resultado que Chikomecoatl (siete serpiente) sea el nombre del maíz. 

En esta instalación tenemos cuatro máscaras de negritos que representan a los cuatro puntos cardinales y a los cuatro colores del maíz. Cuatro víboras de tronco de árbol (cada víbora está fragmentada en 7 troncos, unidos por yute teñido con grana cochinilla). Los cuatro dibujos representan las huellas de las víboras sobre la tierra. 

En la parte central encontramos un surco y una coreografía de siembra representada por los bastones de raíz.