Tania Candiani

La Maringuilla es la dueña de todas las variedades del maíz y la poseedora de las yerbas medicinales. En la Danza de los Negritos representa a la “madre de la serpiente” y es asimilada a Chalchiutlicue, diosa del agua, es también la madre/esposa.

La Maringuilla lleva calzón y camisa blanca bajo una enagua y blusa holgada o bien un largo vestido blanco y un chal o rebozo, evocando la indumentaria de las burguesas de las ciudades, usa siempre un velo, no de novia, sino para ocultar su rostro masculino. Ya que si bien es el único personaje femenino, como sucede en otras danzas coloniales es interpretado por un hombre; lo que para algunos evidencia el símbolo dual principio rector en la cosmovisión totonaca; aunque puede también deberse al machismo de la época y región, que prohibía a las mujeres participar en las ceremonias y bailables.

El video la presenta girando sobre un eje con la serpiente en la mano. El zapateado constante, el ritmo continuo de sus giros y vueltas, el movimiento ondulante de su faldón nos recuerda que es también la diosa de la lluvia o a la madre del trueno, por lo que la danza, entre los totonacas, constituye un rito de fertilidad que simboliza la llegada de las lluvias, la muerte y la resurrección.
En esta pieza, de la misma manera que en Sanes de la sanación vemos la imagen del bailarín, sobrepuesta sobre su misma danza, conformando así la narrativa horizontal de la obra, en donde el mismo cuerpo se convierte en su fantasma.