Tania Candiani

Durante un periodo de residencia de tres meses en Escocia, trabajé con el ebanista escocés Alan Marrison, jubilado tras cuarenta años y que sigue produciendo en el taller de su patio trasero. A partir de la reinterpretación de un patrón encontrado en una página de constructores de bricolaje, trabajamos juntos en la construcción de una serie de trompetas de madera, cada una realizada con formas diferentes y, por tanto, con variaciones en su acústica.
La exploración de lo formal y lo material, y su traducción inmediata al sonido, renovó la forma en que el Sr. Morrison había entendido y llevado a cabo su profesión.
Dentro de las trompetas de madera había altavoces que reproducían una pista de audio grabada a partir de la reverberación del sonido del agua al caer en un manantial natural.
Los vídeos que forman parte de la instalación son grabaciones individuales de las mismas canciones. Cada uno de los instrumentos e intérpretes se grabó en lugares distintos, convirtiéndose así en un canto simultáneo del paisaje.