Tania Candiani

Este proyecto realizó entre 2008 – 2012 y está dividido en dos etapas. La primera, una instalación de 1000 relojes de alarma, cuyos segunderos suenan al unísono, documentada en dos videos monocanal que muestran los relojes instalados en el desierto de La salada en Baja California, México y el desierto de Guiza en Cairo, Egipto, donde se muestra el paso del tiempo percibido en el crecimiento de las sombras de los relojes de alarma en la arena. La segunda, una instalación de 300 relojes en una pared, donde el tiempo suena como la caída de la lluvia, en contraposición al tiempo detenido y cristalizado en el registro de las instalaciones en los desiertos de México y Egipto.

Newton habla del tiempo absoluto, verdadero y matemático, que en sí mismo y por su propia naturaleza, fluye de la misma manera sin relación con nada externo. En la nueva física, el tiempo es algo intrínsecamente flexible y la experiencia está fuertemente conectada con el observador.

Este proyecto se relaciona con estas dos concepciones del tiempo y con las experiencias individuales. Se refiere al pulso casi orgánico, un pulso fisiológico, un rito de paso. De este modo, el tiempo emerge como una tela rasgada que continuamente puede ser tejida o convertida en hilos. La ruta que conecta el desplazamiento con la nostalgia.