Tania Candiani

En 1862, el presidente Lincoln firmó la Ley de Ferrocarriles del Pacífico, una ley que autorizaba a las compañías Union Pacific y Central Pacific a conectar un lado del país con el otro. En 2019, en ciudades de todo el país, se celebró con gran fanfarria el 150 aniversario de la finalización del Ferrocarril Transcontinental.

Las historias que no se cuentan en nuestros cuentos más conocidos sobre el tren: los hombres, mujeres y comunidades transformados pero ignorados en la narrativa dominante de la locomotora y la nación que construyó. Son sus historias de las pistas las que aún esperan ser contadas. El otro lado de las vías, una exposición itinerante, presenta el trabajo de nueve artistas contemporáneos reconocidos a nivel nacional e internacional que provienen de estas comunidades, cuyas voces están excluidas de los relatos triunfales de las vías. Este enfoque desafía la narrativa tradicional sobre los trenes y promueve una visión más inclusiva y precisa del tema. El trabajo de los creadores de arte nativos americanos, afroamericanos, chinoamericanos y mexicanos en esta exposición crea una poderosa visión del ferrocarril desde una perspectiva que los estadounidenses rara vez han experimentado antes. Además, el componente de investigación, que incluyó un viaje en tren que los artistas participantes realizaron juntos, visitando pueblos y ciudades construidos por el ferrocarril, fue innovador y fundamental para la evolución de las obras de arte de la exposición. La expedición de investigación entre los artistas y el curador de la muestra, Jorge Rojas, también inspiró el carácter interdisciplinario de la exposición.

Desminar, curada por Gabriela Rangel, es un proyecto  que busca transformar la experiencia del espectador al centrar la atención en el sonido y la imagen amplificada que emanan del piso. La instalación contempla la activación de un artefacto que a manera de un desminador -que rastrea los explosivos dejados en el territorio después de las guerras- evoca desde lo sonoro la dimensión inmaterial de la violencia. La obra es un lamento polifónico, una composición generativa que traduce en tiempo real los surcos e incisiones del piso de Fragmentos.
Desminar contempla también el uso de material de archivo, para vincular la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en la Ciudad de México, como otro territorio vulnerado.

Comisionado por el Museo Kaluz, música original de Pepe Mogt y curaduría de Lucia Sanromán, “Pista de baile” es un proyecto que explora la cultura del baile de salón en una videoinstalación compuesta por un video en Ultrawide screen y animación de seguimiento con Kinect, que sintetiza los movimientos de cada bailarín, 9 esculturas sonoras y plataformas de madera grabadas y 9 trompetas de metal latónizado suspendidas del techo.

La pista original de Pepe Mogt crea variaciones a partir de las emblemáticas armonías de los salones. Cada una de las pistas invita al público a activar la pieza al bailar sobre las plataformas de madera. 

Los artistas presentados en Labor of Love, exposición comisariada por Alexandra Terry, producen trabajos que tienen como objetivo exponer y resaltar prácticas laborales que han estado histórica y sistemáticamente ocultas a la esfera pública. Trabajando con una amplia variedad de medios y utilizando una variedad de enfoques conceptuales, los ocho artistas expuestos aquí buscan explorar lo que a menudo se esconde justo debajo de la superficie o se mantiene a distancia: el trabajo físico, emocional e intelectual que es vital para el funcionamiento fluido y continuo de innumerables aspectos de nuestra vida cotidiana.

Candiani participa con los tres videos de la serie Del sonido de la labo: Cantos del trabajo, La lectora y Uno nunca ve lo que se ha hecho sino que ve lo que queda por hacer.

Candiani ha trabajado en un amplio espectro de medios para explorar la relación fundamental entre las personas, el lugar, el trabajo y la industria. Los canales son una musa perdurable dentro de su trabajo. La historia de Houston ha estado entrelazada durante mucho tiempo con las vías fluviales que fluyen a través de su geografía. Antes de que se fundara oficialmente la ciudad, esta zona albergaba varias tribus indígenas que dependían de los numerosos ríos y pantanos de la región para el transporte, el comercio y la pesca.
En los siglos siguientes, los pantanos y sus fértiles costas han nutrido la agricultura, los asentamientos y la industria, así como la colonización, la violencia y la explotación que dolorosamente se convirtieron en parte de este paisaje. En esta exposición, Candiani cruza el pasado y el presente, lo vivo y lo perdido, para canalizar las muchas voces que resuenan en el alma de Houston.